Desde Rio de Janeiro a Tucumán, hay casi 3000Km, una tontería pensando en todos los recorridos. Pasaron en un respiro, la Dutra (autopista que une Rio de Janeiro a SAn Pablo), el llegar a la inmensa ciudad y pasarla en medio de un congestionamiento, a paso de hombre con nuestra argentinísima Partner.....nada menos que el día que Brasil jugaba en el Morumbí, el estadio más importante de la ciudad, detrás de un colectivo lleno de torcedores brasileños tirando cerveza por las ventanillas. El momento en que zafamos, y tomamos otra ruta que nos llevaría hasta Curitiba, la llamada Regis Vitencur.... fué de un alivio increible. Ya no importaba nada, era el atardecer, podíamos acercarnos a Curitiba y al mediodía podíamos estar en Bombas..El mediodía nos encontró bajando la montaña, y sintiendo la misma emoción que se siente cuando uno llega a casa.Fué un asombro sin igual....habíamos visto tantos mares, tantas playas, todas tenían su encanto, pero el corazón solo latía con emoción frente a las olas de éste mar.Cafe de la mañana, almuerzo, cena ...todo frente al mar. Esos dos días fueron el broche de oro para un viaje increible. La última charla, haciendo el balance, pensando en el cansancio (de Jorge que llevó el peso de la manejada claro), y en todo lo que habíamos conocido, nos hizo concluir simplente que había valido la pena.
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