Multitudes estaban disfrutandodel sol, la típica cerveza brasileña y....algo que no volvimos a ver en todo el viaje: shows que se montaban en escenarios en la playa donde se bailaba el axe, grupos de mixtos o de chicos solos...
La noche deparó recorrido de la famosa "pasarela del alcohol", que no era otra cosa que cantidades de bolichitos de tragos distribuidos entre los negocios repintorescos de la villa y los restaurantes, todos conservando el aspecto colonial.
estuvo lista para la aventura....
sus callecitas empedradas y posadas a cual más hermosa, negocios de artesanías y un sector colonial pegado a la iglesia en el punto más alto de la villa desde donde hay una hermosa vista del mar. Pero decidimos ir a conocer algo mas...Trancoso.
Siguiendo a un pequeño guía, llegamos a la playa con las arenas más doradas que vimos hasta hoy y después de un rato contemplando el mar en un boliche llenísimo, nos decidimos a caminar para conocer. Que maravilla descubrir ese paisaje de palmeras enmarcand
Ese fue nuestro lugar por esa tarde, nos incorporamos a esa tribu y nos quedamos echados toda la tarde dejándonos estar y disfrutando la maravilla de uno de los lugares más hermosos que conocimos. La melodía de Marta Gomez cantando nos acompañó con esa frase: "que no se me olvide éste momento, que no se me olvide éste lugar"...

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