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Rastreando playas hasta Maceió





El recorrido por la llamada Costa do Sauipe es sorprendente. Y no hablo de las playas conocidas, una playa perdida y desconocida  llamada Baxio, típica aldea de pescadores, a los que encontramos reparando sus redes , mientras otros se metían en el mar en una ceremonia de deslizamiento de sus barcos que nos maravilló. Esto era el pasado de todas las villas turísticas conocidas, probablemente dentro de unos años no estará así, será uno más de esos lugares que llenos de turistas, explotan las bellezas del mar de Brasil. Por eso valoramos tanto la magia de éste lugar, y ocupando una silla abandonada de algun morador, nos pusimos a contemplar el mar...





Siguiendo la  investigación pre-viaje habíamos decidido, que en el estado de Alagoas, más conocido por su capital, Maceió, pararíamos en una villa al sur, a solo 20 km. Estaba descripta como una vila muy tranquila




Francés fué un gran descubrimiento para nosotros, aunaba dos placeres nuestros, ya que con diferencia de metros, la pared de arrecifes marcaba claramente, la zona para maravillarnos con snorkel, y la que nos permitía unas inmersiones para saltar las mismas olas que trepaban los surfistas.


Pero la experiencia más emotiva de todo el viaje, ocurrió la mañana de nuestro segundo día en ésta playa, cuando decidimos hacer snorkel en los arrecifes a primera hora, cuando la playa estaba vacía. Nos fuimos al mar solo con nuestros equipos muy temprano. Nos maravillamos por primera vez con esa increíble vista de corales rojos , café y maiz que albergaban a peces de los colores más increíbles....

Fue de regreso a la posada, cuando los primeros vendedores empezaban a organizar sus barracas, que escuché aquello que aún hoy me emociona hasta las lágrimas: una mamá que le alcanzaba una pequeña conservadora de las que tienen los vendedores de picolé casero, a un nenito de no más de 6 años, le dijo : "boa sorte filhio"....la misma frase con la que que todas las mamás del mundo acompañan cada emprendimiento de sus hijos, la que yo uso cuando van a rendir sus exámenes, era la invocación de ésta mamá para desearle buenas ventas a ese pequeño, su buena suerte era la de toda la familia que esperaba por esos reales que el traería para ese día. Era otra cara más del Brasil pobre mostrándose para nosotros, con la imagen más triste, la de un niño que trabaja en el lugar que tantos otros disfrutan.

Sobran las palabras, la universalidad del deseo materno, y la particularidad del escuchado, me taladran la memoria cuando lo recuerdo.


El día de la despedida, después de tomar el café de la mañana, y recibir recomendaciones de lugares imperdibles por parte de la dueña de la posada; al encontrar en la puerta a una pequeña con su "boneca", viví uno de los momentos más gratos del viaje. Cuando le pedí que me dejara sacarle una foto, sacándose su chupete, y sin de dejar de abrazar a su muñeca blanquísima, me regaló esa sonrisa que sigue maravillándome....







El final de nuestro paso por Alagoas, después de unos eternos 70 km por una costa mostrando hermosos coqueirales, fue llegar a conocer Maragoggí. Tanto habían hablado de las famosas piscinas naturales, que aunque no pensábamos quedarnos, decidímos bajar a conocer. Realmente nos sorprendimos con una inmensa playa de arenas blanquecinas, con un poblado chiquito y lleno de colectivos que venían desde Maceió trayendo turistas.



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